De una infidelidad que no era tal.
Hay batalla dentro, lo intuyo por el ardor que deja la lucha entre ambos hemisferios. Uno se va a los extremos del sentimiento el otro pendula racionalizando, justificando. Intenta salvarme, -entiendo- pero me agota. Ya no sé qué levantar para esconderlo; está en todas partes, muy a ras de suelo y de cerebro a flor de piel como beso o como herida. Continúa leyendo De una infidelidad que no era tal.